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Los días son largos…

“Los días son largos, pero los años son cortos”

Esta es una frase que me encontré recientemente y tiene mucho sentido. Es similar a esta:

Es curioso como día tras día nada cambia pero cuando miras hacia atrás todo es diferente…” C.S.Lewis

Me hizo pensar en cómo continuamente dejamos para después. Posponemos hasta más tarde. Pensamos que algo cambiará, después. Esperamos por ese día especial que por supuesto vendrá, después.
Muchas personas mantienen cosas colgadas en sus armarios, cajones o escritorios… para después. Para un día especial. Y estamos seguros de que ese día vendrá, a pesar de lo improbable que pueda parecer ahora. Guardamos el hermoso vestido para una ocasión especial. La vajilla de porcelana fina, los cubiertos de plata. El cuchillo especial. La pluma para escribir. Los regalos preciados. No los usamos. Usamos el esfero de plástico y guardamos el fino para más tarde. Para una ocasión especial.
Para la mayoría de nosotros la idea de sobreconsumo o gasto excesivo es familiar. Sabemos lo que es preocuparse acerca del uso descontrolado de la tarjeta de crédito. El montón de facturas por pagar mientras gastamos dinero en algo que, siendo honestos, no es necesario. Al igual que muchos yoguis he pensado en “bajarle”, en comprar menos, en vivir con menos. Poner en práctica el desapego, soltar. Hacer una profunda limpieza. Deshacerme de cosas que me hacen peso y así, sentirme más libre, más ligera.
¿Pero qué hay del subconsumo? ¿Qué hay del hábito de no utilizar las cosas hermosas que ya tenemos porque el día no lo “amerita”? La ocasión no está a la altura ¿Y si la ocasión no se presentara nunca? Porque, seamos honestos, la mayoría de los días son todos iguales. La mayoría de los días de nuestra vida no son “los días de una ocasión especial”
¿No es este un asunto sobre el cual reflexionar?
Muchos se ha escrito acerca del “savoir-vivre”, el saber-vivir de los franceses. Esa ligera y cómoda forma de vida en la cual, personas hermosas parecen estarla pasando todo el tiempo bien. Por supuesto eso no es del todo cierto. Pero de lo que si me di cuenta (por haber vivido en París y casarme con un francés) es que por lo general los franceses no escatiman en gastos. Es decir, si tu tienes un vestido precioso y es un día soleado, tu simplemente te lo pones. Si tu sientes que hoy es un gran día (o incluso si sientes que el día es simplón y necesita un empujoncito) sacas del cajón el hermoso juego de cubiertos y compras o cocinas tu mismo una cena maravillosa. Disfrutas cada bocado. ¿Vino? ¿Por qué no? He ahí una buena razón para usar las costosas copas que están llenándose de polvo.
También creo que podemos aprender algo de los niños. Ellos son criaturas que no han adoptado aún esta “adulta manera de pensar”. Ni siquiera cruzaría por sus mentes la idea de poner su juguete favorito en un estante para jugar con él después, en un día especial. Entonces, que tal si disfrutamos por completo aquello que ya tenemos y en lugar de esperar por aquel “día especial”, simplemente hacemos como si ese día fuera hoy. Y tal vez este día se convierta en aquel que tanto esperamos. ¿Por qué no? Y una última frase:

¡Disfruta tu día! ¡Este día especial!

Artículo original, aquí. 
Escrito por: Andrea Leber
Traducción: Crista Castellanos

 

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